Rodrigo, César, Paolo y Mario son cuatro jóvenes habitantes de la colonia Vicente Guerrero de Tampico, en la zona sur de Tamaulipas, y que es mejor conocida como ‘La Moscú‘.
Año con año su colonia queda bajo el agua, lo que los hace cambiar el giro de sus labores, a lancheros.
Desde la entrada de la colonia, cerca de la carretera Tampico-Valles, hasta el final, diariamente realizan recorridos con su lancha llevando a quienes, pese a la inundación, tienen que salir de sus casas a trabajar.
«Todos los años es lo mismo, ahorita nos estábamos preparando para ir al Moralillo porque la semana pasada se inundó allá, subimos la lancha al remolque pero al final ya mis amigos no necesitaron que fuéramos», contaron a EnUn2x3.
Aunque los cuatro se dedican a la reventa de mariscos, los jóvenes señalan que en época de lluvias se dedican al transporte, principalmente, de sus vecinos que necesitan salir sin mojarse la ropa o los zapatos.
Su lancha, equipada con una sombrilla (más que indispensable en medio del calor del sur de Tamaulipas) es propiedad de su padre, quien deja que la utilicen en época de lluvias.
-¿Como cuántos viajes hacen al día?.
-Son muchos porque como son viajes cortos, no son viajes como de todo el recorrido.
Obtienen entre 150 y 200 pesos por trabajar todo el día, señalaron.
«La cooperación es lo que la gente nos quiera dar, son vecinos. Ayer trabajamos desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche», comentó.
La inundación en este sector acaparó los reflectores en el escenario nacional, la llegada de funcionarios de primer nivel del Gobierno Federal, convirtió a esta colonia en el epicentro de la atención de Protección Civil, nunca como este año se han visto tantas autoridades de los tres órdenes de gobierno en ella, una de las más bajas de la ciudad y también la primera que resiente los efectos de la cuenca del Tamesí.
Al menos 300 familias que habitan en La Moscú vieron sus hogares en el agua en cuestión de horas, algunos salieron de sus casas para refugiarse, pero la mayoría prefirió quedarse en medio del calor y la inundación.
Los cuatro trabajan coordinadamente, cuidando que el motor de la lancha no tope en el asfalto de las banquetas y metiendo el motor cuando el agua se hace más profunda.
Días antes, en un recorrido que el equipo realizó por el sector, casualmente, encontramos a los jóvenes subiendo su lancha a un remolque, mientras se preparaban para cambiarla de lugar frente a su casa ante los primeros efectos del paso de la tormenta tropical Barry.
En ese momento, las calles se podían recorrer a pie o en vehículo, pero ahora los autos, camionetas y camiones están estacionados en la carretera Tampico-Valles porque no hay forma de mantenerlos en las aceras.
Barry pasó por el norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas sin pena ni gloria en cuanto a vientos, pero no así en lluvias, que no solo devastaron la zona cañera tamaulipeca, sino que sus efectos a mediano plazo fueron el desbordamiento del río Tamesí y el incremento en el sistema lagunario de la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira.
El río Tamesí es un río del noreste de México, un afluente del curso bajo del río Pánuco, en el que confluye a unos 16 kilómetros de su desembocadura en la Barra de Tampico, en el Golfo de México.
Otro asunto que los jóvenes observan en estos días son los cocodrilos, que salen de su hábitat debido a la corriente del río.
«Ellos allí viven, siempre están allí, pero ahorita se brincaron para acá por el agua. Hay varios chiquitos también», señalan.
El viaje en su embarcación tomó cerca de 40 minutos, en los que los jóvenes mostraron las zonas más inundadas, las casas de sus vecinos, su casa, el ingreso del río y los peligros que hay y que no se ven a simple vista pero que ellos conocen bien como troncos, la fuerte corriente del río o las alcantarillas abiertas.
Ahora quieren comprar o cambiar viajes por una bocina, con eso su lancha estará mejor equipada y pasarán mejores momentos en lo que el agua baja de las calles y les toca trabajar como transportistas.
