No me lo van a creer, pero a la hermanita del nepotismo del gober también se le dificultó mucho -¿mal de familia?- encontrar quién demonios se hiciera cargo de la dirección de esa cosa informe llamada cultura. Y buscó, ¿eh?, no vayan ustedes a creer que no. Y no se conformó con buscar nomás en Tampico, ese puerto sureño de nuestro amado estado de Victoria. Lo hizo en toda la república. Qué cansancio, pobre mujer… Con el calor que está haciendo… uff
Así encontró, sudorosa, al GranPanista, célebre compositor de marchas y loas. (más que famosa su Sonatina Para Matraca Sola Pero Siempre Cerca del Presidium, sabed).
…Y desde el altiplano en día soleado, bajó por el viejo Panutla, el susodicho. En un yate. Sí. Navegante que va por el río, navega y navega en busca de amor… Ay, y cuando pases por reventadero, ni te quiero contar, mi buen.
Claro que, el GranPianista pensó, acertadamente, que un sólo salario no le completaría para alimentar su genialidad -y la de sus cuates-, y ya venía provisto de tres contratos más: cuatro en total de ocho horas cada uno. Aunque no durmiera… ¿Hay cosa más noble que el trabajo?
En Tampico, ese puerto, tendría, por fin, días de treintaidós horas, no miserables veinticuatro. Tres mil horas más por año… con pago doble por ser extraordinarias. Échale, mi buen. Bienaventurado sea el señor. O el gober. O la señora. O lo que sea. No se deben escatimar bienaventuranzas, decía mi abuela Chuy. Creo en ello.
Navega y navega arribó al fin, -¿atracó, estaba atracando, atracaría después? (No atino al tiempo del verbo)-, el yate en muelle. )hic(. Su amigo se quejó. ¿Para qué traes tantas chucherías, GranPiá…?
-…Y las )hic( cambiaré a los aborígenes por tesoros, dijo el GranPanista. )hic(
-Oh, eres un genio.
De entrada -y bien pensado, dirá yo-, el GranPianista no estaba dispuesto a arriesgar su prestigio impulsando artistas locales de dudosa calidad. Así que decidió ir a la segura impulsándose elmismo, faltaba más. Y bien decidido, diría otra vez yo que suelo ser reiterativo -cuando me conviene; como también dijo, meloafiguro, la alcaldesa de su nepotismo
Así la cosa, ai’; la llevamos viento en popa -navega y navega, sí- con este algodonoso y en veces fastidioso asunto de la cultura… Rumores corren, rumores gatean )hic(, etc. Quesque habrá hartas becas para las bocas, liras para las liras y dollares, no sé para qué, pero podrían ser para collares que nunca sientan mal. Carajo.
Me aburro.
Luego veo en internet: Una funcionaria en Celaya, Gto., discute con un comerciante ambulante, lo corre del lugar y para culminar le amenaza: “A ti te desaparezco por dos mil pesos”. (Upss… Creíble por increíble ¿no?).
Ay, qué buenos funcionarios prianista tiene Morena.
Mientras tanto en Tampico, a la alcaldesa de su nepotismo le disgusta que unos cuantos muchachos -y no tanto- intercambien y vendan libros al atardecer en su plaza de armas ¡cuatro horas una vez al mes! ¿Sabrá está pobre mujer cuántas librerías hay en Tampico..?¿Las habrá visto alguna vez de lejos? ¿Sabrá cuánta intención de lectura existe entre los jóvenes? ¿Tendrá idea de cuánto cuesta hoy un libro nuevo? Por lo pronto, como primer paso, la alcaldesa tamporteña ya amenaza a los muchachos con no prestar su plaza, faltaba más. Pus’estos…
Ay, qué buenos funcionarios prianista tiene Morena.
Pero, basta. Como dijo el clásico inolvidable: ya me cansé. Y con tanto )hic(, ya se me antojó un trago. ¡Salucita, mi navegante!
Breviario Cultural: Libro: Objeto como cajita que oprime entre dos tapas de papel más grueso, un
chinguerísimo de hojitas retacadas de letras que sirven para maldita cosa…
*FEDErrATAS/ Donde dice GranPanista debe decir GranPianista. Y también al revéx. Para
que no haya pex.
**FEdiáCiertos/ No hay.