(Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea ideológica del Partido del Trabajo.)
El Programa Universitario de Estudios sobre la Democracia (PUED) de la UNAM ha documentado algo que en la sabiduría popular se resume en una frase lapidaria: origen es destino. Las comunidades en alta marginación suelen permanecer en esa condición, e incluso profundizarla, si no hay cambios estructurales de fondo.
Pensé en ello tras escuchar el informe de la presidenta Claudia Sheinbaum en Tamaulipas. La tradición de los informes en México, sobre todo en los gobiernos priistas y panistas, solía estar marcada por la exageración, la escenografía y hasta el engaño. Se inauguraban hospitales que no eran más que salas maquilladas, con camas nuevas y enfermeras de utilería. Al concluir el acto, todo era retirado, como si de un set cinematográfico se tratara.
Lamentablemente, el domingo pasado vimos una escena que recuerda esos viejos vicios. En la carretera Victoria–Soto la Marina, entre los kilómetros 13 y 14, se instaló una plataforma con tubos de gran tamaño, una grúa y maquinaria de excavación. Ahí posaron la presidenta, el gobernador y funcionarios de Conagua, bajo el boletín oficial: “Claudia Sheinbaum supervisa la segunda línea del acueducto para Victoria”.
Al día siguiente, la escenografía desapareció. No quedó maquinaria ni tubería, porque la obra, en realidad, apenas cuenta con el 15% del presupuesto autorizado en 2025, lo que apenas alcanza para estudios y planeación.
¿No sería mejor hablar con la verdad? Decir con claridad que el acueducto está en proceso, que tomará hasta 2027 concluirlo, pero que ya se están sentando las bases. Engañar con escenografías no suma; al contrario, erosiona la confianza ciudadana.
Andrés Manuel López Obrador solía responder a sus críticos que debía gobernar con los cuadros heredados del viejo régimen porque “eran los que conocían la administración pública”. Pero una cosa es heredar funcionarios y otra perpetuar sus vicios. El origen puede marcar, pero no debería condenar.
La política debe transitar hacia la transparencia. La verdad nunca es triste, lo que no tiene es remedio, escribió Serrat. La ciudadanía no exige milagros inmediatos, exige honestidad. Gobernar con simulación es repetir la historia. Gobernar con verdad es escribir un destino distinto.
(AC/AM)