Una vez más, mientras el mundo se agita en disputas irracionales, en México se van cumpliendo los tiempos y se aplican las estrategias para retornar por entero el poder al pueblo, como señala el Artículo 39 de la Constitución y como idearon los más notables pensadores, lo mismo de la Grecia Antigua que los del Renacimiento, la Ilustración y la Guerra de Independencia Nacional. Se avanza en la democratización y en el humanismo en las relaciones políticas, sociales y económicas.
Por lo que hace a este rincón donde la patria comienza, se van decantando los procesos y ya hay perfiles bien definidos en la sucesión gubernamental. En tanto que el partido en el poder tiene muy claro el panorama, las fuerzas de la oposición traman alianzas y componendas en las que el bien común queda relegado. Al poder del pueblo se enfrentan los poderes fácticos multisectoriales, pues lo mismo está el gran capital que la rancia prosapia y el oportunismo ramplón.
Vale la pena hacer una revisión de cuadros con auténticas posibilidades: por el lado de Morena están los diputados locales Humberto Prieto Herrera, Marco Antonio Gallegos Galván, Magaly Deandar Robinson y la diputada federal Claudia Hernández Sáenz. Aplicando el mismo sistema que permitió vaticinar el triunfo arrollador de la hoy presenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, hay que señalar que es tiempo de mujeres y que hay deslinde de grupos facciosos.
Ateniéndonos al primer considerando, luego de dos trienios gobernados por varón, corresponde la oportunidad a una mujer, lo que, de entrada, descarta a los dos primeros de la lista. Por lo que hace a la depuración de cuadros, esto lleva a dejar sin oportunidad a la última. Queda sólo Magaly Deandar, una mujer que entró a la política envuelta en una sólida convicción obradorista y comenzó desde abajo pidiendo ser trabajadora de campo en las colonias populares.
Magaly demostró desde muy joven mucho interés por las causas sociales. Durante el movimiento de los trabajadores del volante que acabaron con los cacicazgos en el transporte público, acompañó a su padre, don Heriberto Deandar Martínez en las duras jornadas de resistencia y no pocas veces tomó el micrófono para infundir aliento y esperanza a quienes aspiraban a ser dueños de su destino. Ahí se forjó el carácter que después ha demostrado al encarar a los sátrapas diciéndoles en la cara sus verdades.
Como la propia presidenta Sheinbaum, es una mujer, madre de familia y se ha entregado en cuerpo y alma a la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Sus intervenciones en tribuna para volver a Tamaulipas a la senda del derecho, han sido lo mismo agudas que inteligentes y oportunas. Su arraigo en la población la llevó a ser la legisladora con mayor número proporcional de votos en las pasadas elecciones.
Ese apoyo popular lo ha justificado con mucho trabajo y mayor acercamiento con la gente, lo mismo de las colonias populares que de la academia y los sectores empresariales. Hija y nieta de una dinastía de periodistas revolucionarios y progresistas, goza de gran prestigio en los medios de comunicación no comprometidos, por el respeto y aprecio que tiene al ejercicio de la libertad de expresión, que se complementa con el derecho a la información.
En diálogos con los medios, ha señalado la importancia de preservar y ampliar la protección de la prensa pues con ella se ejerce un sólido control del ejercicio poder que conlleva la pluralidad informativa y posibilita distintos puntos de vista, evitando monopolios de la información, entendiendo, desde luego, que aunque es amplia, no es absoluta. Será regulada en conflicto con otros derechos, como la protección de la vida privada, el honor, la seguridad nacional o la incitación al odio.
De la oposición no es posible pintar un panorama claro, pues se está gestando un embrollo de oscuras componendas que nublan el paisaje. A fin de cuentas, son los mismos de siempre que han sumido a esta frontera en el más lamentable atraso mientras ellos viven allende el Bravo.
(FC/AM)
