Sólo el amor nos hace únicos, irrepetibles y eternos; mientras dura
Antonio Gala
Nos guste o no, las redes sociales han revolucionado nuestro mundo. Si no lo cree, le invito a voltear a su alrededor. En la calle, en la oficina, en las escuelas, en las casas, en los automóviles, en el transporte público, en el mundo rural y en muchos espacios más, las pantallitas están haciendo lo suyo. Omnipresentes. Si alguien nos hubiera contado de esta enorme influencia no lo hubiéramos creído. Anestesiados. Así parecemos vivir, más atentos a las redes y sus dictados que a quienes tenemos enfrente. Obedeciendo “tendencias” de los “influencers” del momento. Y casi nadie se libra. En todos los estratos sociales, incluso entre los profesionistas y los poderosos. ¿Cuál es la música, la ropa, la decoración, los libros qué debemos escuchar, usar, leer? ¿Cuál es el político que debemos odiar o amar?
Las pantallitas parecen dirigir a las mayorías. Aunque sabemos bien que detrás siempre hay manos meciendo la cuna. Más todavía en sociedades donde la gente no lee, no analiza, no piensa a profundidad. La tendencia es el mandato. Hace unos días escuchaba a unas señoras comentar lo dicho en redes por un muy famoso “influencer” acerca de las tendencias para Navidad en ropa y en casa: “ya no se usa esto, se usa esto otro”. Y entonces el gusto, la personalidad, la identidad de cada quien queda anulada. Todas a buscar para vestir con los mismos colores, las mismas joyitas, los mismos adornos para la casa. Uniformadas. Ay. Y luego están los muchos gurús de los medios de comunicación, quienes a base de escupir odio por dinero, orientan las preferencias políticas de quienes creen a pie juntillas sus peroratas.
Y así en muchas cosas. Deporte, cultura, costumbres, etc. Una revolución sin duda. No como la conmemorada en México este 20 de noviembre, pero sí un movimiento de enorme trascendencia que además de anular pensamiento crítico, ha traído cosas favorables Pues el uso de las tecnologías, también ha provocado cambios sociales, elecciones potentes, sacudidas de conciencia. Como en todo, hay claroscuros en la viña de las redes. Ahí no enteramos de cosas que tal vez nunca llegaríamos a saber. Y en muchas ocasiones en tiempo real. Las barrabasadas de algunos funcionarios, la corrupción de algunos gobernantes, los escándalos de los poderosos, la estulticia de los políticos y así sucesivamente. Luego vemos los chismes, sean locales, nacionales o globales. Algunos sesgados, dirigidos, pagados y otros ventaneando lo mismo a un infractor de las leyes que a un vecino golpeador o al pariente de un político. Así las redes nuestras de cada día. También está la dichosa Inteligencia Artificial, lo mismo ayudando a construir que haciendo montajes mentirosos. El tema de la virtualidad da para mucho y es demasiado complejo para declarar verdades universales. Y tiene mucho de fascinante. Ni cómo negarlo. Si no fuera así no estaríamos embobados por millones.
Todo lo anterior para platicarles que hace días leí un texto en redes donde se hablaba de una tendencia manifiesta. ¿Tener novio es vergonzoso ahora?, es el título de un artículo de Chanté Joseph en la publicación británica de una revista con muchas reproducciones en diversos países e idiomas. En el texto, la periodista señala que tener novio ya no afirma tu feminidad, ya no se considera un logro para presumir, en cambio estar soltera es motivo de orgullo. Como respuesta a la presunción de antaño al exhibir noviazgo para que tus tías ya no preguntaran y aplaudieran; la periodista habla a través de ejemplos de muchas mujeres que prefieren ocultar a sus novios en sus publicaciones. Será que no están enamoradas, dice una amiga incurablemente romántica. Por su parte la autora del texto, hizo una encuesta entre sus miles de seguidoras, mujeres independientes económicamente casi todas. Algunas decían no publicar al novio para no generar envidias, otras por el miedo a lo que sucedería después de una ruptura y otras porque querían mostrarse libres del yugo masculino, felices sin la dependencia de un señor.
El artículo causó revuelo. Vaya tema. Uf. No es lo mismo hablar de esferas navideñas que de relaciones humanas. Millones de vistas, likes y comentarios diversos ha provocado el asunto en redes. Y la pregunta recurrente: “¿da vergüenza tener novio en estos tiempos?” En un “podcast” las analistas concluyeron que “los novios están pasados de moda” y “no volverán a estar de moda” hasta que se comporten debidamente. Oh. Una reconocida “creadora de contenido”, admitió incluso que andar con novio las vuelve “anodinas y descafeinadas”. Y ella se incluye. Luego están las reacciones. Una influyente modelo perdió miles de seguidores cuando presentó a su novio en redes sociales. ¡Plop! ¡Porque novio si tienen muchas de ellas, pero mejor no lo enseñan! Y estas historias no son ficción, aunque parezcan. Los temas del corazón también se miden en likes. Y luego está lo que se finge en redes. Solteras felices que no lo son tanto y mujeres con novio padeciendo la relación.
Como contrapunto del pensador Bauman y su premisa de relaciones desechables, algunas mujeres modernas prefieren ocultar a sus novios por diversos motivos. O de plano no tenerlos y presumir su libertad como bandera. Vaya usted a saber qué más iremos a ver en este mundo hiper-conectado. Tener o no tener novio parece ser la cuestión shakesperiana en el mundo de las redes. Por lo pronto, en esta tierra nuestra esas citadas “vergüenzas” no son tendencia, pues las redes locales todavía se inundan de fotos con novios harto felices y “bodas perfectas”. Ya después quién sabe. La vida da muchas vueltas, dice la canción. Y al final de cuentas cada quien decide qué historia vivir. Volvemos al principio: no es la tendencia, sino la esencia. ¿Usted qué opina?
