Carlos Kasuga, empresario mexicano de origen japonés, nos platicó que en Tokio no hay aterrizajes-despegues nocturnos para no afectar el sueño de la población, especialmente las personas mayores. Ese es, creo, tan sólo un detalle que muestra por qué ese país es la potencia que conocemos a pesar de haber sido prácticamente destruido al final de la segunda guerra mundial.
En mi país, en mi pueblote Victoria, se ha vuelto “normal” que el tren suene diariamente su bocina entre la 1 y las 2 de la mañana para avisar a los trasnochados que está cruzando la ciudad. Por mucho que el cuerpo se acostumbre a tal escándalo, es lógico que más de una noche muchas personas se despierten y, consecuentemente, su calidad de sueño se vea menguada, y su comportamiento no sea el mejor para con su familia y demás semejantes con quienes conviven diariamente.
Si, como en Japón, las autoridades realmente se preocuparan por el bienestar de la población, ya habrían tomado medidas para que la gente durmiera lo que tiene que dormir; un buen dormir aportaría, no hay duda, mejoras en todos los ámbitos: familiar, escolar, laboral, deportivo, etc.
Pero, qué podemos hacer, dirían las supuestas autoridades. Van mis sugerencias:
- Prohibir la circulación nocturna de los trenes; no debe privilegiarse el interés de una empresa privada por sobre el bien común.
- Si la empresa, y las “autoridades”, alegan que no puede suprimirse tan importante actividad económica:
- Obligar a la empresa ferroviaria a instalar un sistema que, silenciosamente, active barreras en cada cruce; esas barreras deberían bajar cuando menos 2 kilómetros antes de que el tren pase por el crucero.
Desgraciadamente, ni el alcalde, ni el diputado de distrito, ni el senador, ni, ¡sniff! el gobernador, tienen el interés (y sensibilidad, menos) para atender este caso de insalubridad pública.
Ya me imagino a cualquiera de los insignes personajes mencionados tratando el punto con la empresa ferroviaria; “¿de a cómo no te consigo un acuerdo que te permita hacer una propuesta que, con calma, tienes que presentarnos dentro de un año?”
Como dijera el Valedor: mi país, ay mi país.
(MY/AM)